Baño de luna

Solos los dos en casa, una oportunidad que esperaban desde que se conocían. Pedro pasó su brazo por sobre Helena, y ella se acucrrucó en el chico. Los dos veían la danza celestial de los astros y estrellas. Ese baile que se repetía desde eones y que habian visto millares de generaciones, pero que seguía sorprendiendo como siempre. Helena divisó una estrella fugaz y sus ojos brillaron, en ese momento, Pedro se dip cuenta de que ella era la chica a la que había esperado. Ya se había perdido en sus ojos; es más, así la habia conocido. Un día sus miradas se encontraron y el chico no había podido salir del abismo de esos ojos que con la luz parecían topacios, y en la oscuridad eran las más preciosas esmeraldas. Pero ya no más, ya no estaba perdido en ellos, sino que ahora miraba en la misma dirección.

La chica sentía el calor de la respiración del chico en su oreja, al principio le parecia un chico normal, pero de a poco se fue dando cuenta de que era el típico principe azul de los cuentos que solía leerle su padre por las noches. La luz de la luna reflejaba la luz blanca que hacia aún más elegante a su principe. Lo abrazó aún más fuerte, quería sentir su corazón palpitar. Pedro se dio cuenta de la intención de Helena, -Cuando palpita- dijo Pedro -lo hace gracias a ti. Lo hace porque tú me das la fuerza que necesito para poder despertarme y luchar contra todo.- Helena sabía de lo que hablaba Pedro, y por lo mismo lo besó en ese instante. No quería que su amado pensará ni por un segundo en eso que tanto lo atormentaba.

Pedro sintió ese beso como un salvavidas, aunque lamentablemente ya era muy tarde. Sus palabras anteriores habían revivido un antiguo problema que, no había podido superar. Que le causaba dolor y que Helena intentaba mitigar. Pedro se levantó y caminó hacia la piscina, se apoyó en la reja y vio cómo la luna se reflejaba en el agua, vio como las estrellas se intentaban alcanzar, vio cómo Helena se acercó y lo rodeó con sus brazos, vio cómo una lágrima rodó por su mejilla y vio cómo está rompía la tela liquida. Se dio vuelta besó a la chica, y le susurró que lo esperará aquí.

Helena obediente lo esperó, vio como entró en la casa y luego vio cómo se acercó a su lado ocultando algo. Se emocionó, esperaba un regalo, así que se giró para hacer más bella la sorpresa. Pero en el reflejó, vio algo que no olvidará, ya que es lo último que pudo ver. Pedro se abalanzó sobre ella y le clavó un cuchillo en el corazón. Pedro lanzó el cuerpo inerte de su amada a la piscina, y vio como la obra que había visto anteriormente tornaba una leve tonalidad rojiza. Pero esta no era suficiente para él, se paró en la orilla de la piscina y con la cuchilla cortó sus venas. La sangre caía sobre la tela, tiñendo todo del rojo necesario para Pedro. Este sonrió, para luego caer en su obra de arte. La luna y las estrellas, ya no danzaban. Ahora desfilaban para ver como flotaban los dos enamorados.

Anónimo

Autor: Unknown

Artículo Baño de luna publicado por Unknown el 27 de febrero de 2011. 0 comentarios.
 

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