Una camarera enfrenta cada día en su trabajo un terrible desafío: superar su lycopersiconfobia o... miedo a los tomates.
Kayleigh Barker, como tantas otras personas "dementes", tiene un miedo irracional a los tomates. Con sólo verlos quiere correr y gritar. Ni siquiera puede mirarlos directamente sin temblar. Esta camarera de 22 años de la ciudad de Southampton está en problemas cada vez que alguien ordena una ensalada.
Una vez su jefe le pidió que cerrara los ojos para darle un regalo y como broma le puso un tomate en la mano. La joven salió corriendo del restaurante y no volvió hasta el otro día. Y de niña le pusieron un tomate en el bolsillo y lloró por días.
Kayleigh Barker, como tantas otras personas "dementes", tiene un miedo irracional a los tomates. Con sólo verlos quiere correr y gritar. Ni siquiera puede mirarlos directamente sin temblar. Esta camarera de 22 años de la ciudad de Southampton está en problemas cada vez que alguien ordena una ensalada.
Una vez su jefe le pidió que cerrara los ojos para darle un regalo y como broma le puso un tomate en la mano. La joven salió corriendo del restaurante y no volvió hasta el otro día. Y de niña le pusieron un tomate en el bolsillo y lloró por días.
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