Estas historias que iré publicando están de alguna manera relacionadas con mi vida, pero no son claramente un "copy-paste". Si escribo es por amor a la lectura, no para comadrear mi vida. Además me gustaría ver qué tan bueno soy( o no) escribiendo; saber en qué me falta pulir algunas cosas. En fin, aquí les dejo el texto. [x
Historia de la muerte de un corazón
Su corazón se encontraba ya dolido y no se curaba, pareciera como si hubiese tenido el corazón maldito desde que nació. Pero, ese corazón, en un último palpitar, se enamoró de una joven (simpática, inteligente, tímida: ¿cómo no poder enamorarse de ella?).
El idiota, dueño de ese corazón, era un joven muy dolido por todas las veces que ese corazón (enfermo y testarudo) quiso buscar compañía y fracasó.
-Entiende, no hemos nacido para amar.- dijo el joven.
-El amor tarda, pero llega, buen muchacho.- respondió el pertinaz corazón.
El corazón volvía a latir, sentía cariño y el joven pronto se dio cuenta de ello. -¿Y si le doy otra oportunidad al corazón?- pensó.
Consiguieron hacerse amigos de la joven; creían que tal vez, y solo tal vez, ella sería la predilecta, la que los sacaría de ese mar de soledad y tristeza que vivían ya desde hace mucho tiempo.
Tomaron la decisión de confesar su amor (-¡qué idiotas!-). La joven no hizo más que abrazar al muchacho. Quizás sintió su corazón: estaba contento. La chica dijo que no sabía qué decir; el joven se fue, cogió su corazón y se fue.
Al día siguiente, volvieron a interrogar a la joven; seguía indecisa. El muchacho la besó. Sus labios se encontraron y danzaron en una lluvia de dolor. La muchacha sonrió. El joven creyó que sería su manera de ella de corresponderle (-tonto-).
Dejaron de verse un fin de semana, una eternidad para el muchacho, y volvieron a conversar:
-No sé qué pasó ese día.- dijo ella.
-Bueno, yo no dejo de pensar en eso-respondió el corazón- pero, dime por qué no sabes.
-Es que... no lo sé.- dijo ella.
¡Maldita sea, no te puedes decidir!- pensaba el joven. El corazón ya se iba dando cuenta de lo que la chica quería, entrelíneas, decir y preguntó:
-¿Quieres que me vaya? ¿No?
- No, ¿Cómo podría decirte eso?- dijo la chica- es solo que no lo sé.
La misma respuesta; ahora el joven entendió lo que la chica quería decir y se fue. -Corazón vámonos- dijo- ya no tenemos nada más que hacer aquí.
En el camino a casa, sintió cómo el corazón lloraba: Los dos estaban destrozados. –Maldito corazón- susurró- todo es tu culpa.
El corazón no dijo cosa alguna; seguía llorando.
El chico llegó a su casa; cogió un puñal, se lo clavó en el corazón; no contento con eso, salió a la calle, arrancó su corazón (estaba frío), lo lanzó lo más lejos que pudo, vio cómo un río rojizo se formó. Se sentía mejor, ya no iba a seguir sufriendo, y se dejó caer. El corazón fue encontrado muerto por la muchacha: estaba frío, con un corte profundo, pero en su semblante ya no había sufrimiento.
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