
Finalmente, Lil Wayne ingresó en prisión. Tras ser condenado a un año de cárcel por un delito de posesión ilegal de armas, del que se declaró culpable en 2009, el rapero llegó el lunes a los tribunales de Nueva York y, en medio de cientos de seguidores que se aglomeraban a las puertas del juzgado, se negó a decir nada antes de conocer la pena, que, a pesar de ser de un año, podría reducirse a ocho meses si el artista demuestra buena conducta en el centro penitenciario de Rikers Island, en Nueva York, donde planea seguir componiendo.
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