
La escultura tuvo un relativo éxito entre los vecinos, que se acercaron a tomarse fotos junto a la versión local y de nieve de la estatua que se encuentra en el Museo del Louvre en París. Pero lo que no tuvo en cuenta la Señora Gonzalez, fue la reacción de uno de los vecinos que se horrorizó ante la aparente desnudez de la figura representada, y llamó a las autoridades.
Cuando la policía se hizo presente en el lugar, comunicó a la autora que debería cubrir las partes pudendas de la obra, o destruirla. Como Gonzalez no quiso tener inconvenientes con la Ley ni con sus vecinos, colocó una toalla y un corpiño a su helada Venus de Milo.
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